Un maestro mío, Ramesh Balsekar, decía: «Qué egocéntrico el tornillo de un portaaviones que quiera comprender al portaaviones, qué egocéntrica la célula que quiera comprender al cuerpo». Son el egocentrismo y el antropocentrismo occidentales. No somos nada en realidad. Y lo importante no es comprender para qué estamos, sino comprender que, ya que estamos en el camino, lo mejor es recorrerlo con algo de amor, compasión y generosidad.»

Y yo me tomaría la licencia de agregar, que el silencio en ocasiones, es mas virtuoso y amoroso, que «consejos» repetidos con alas de luminosidad.

Ufffff….

Cansancio siento de tanto repetidor de virtudes y sapiensas…
Un poquito de silencio…POR FAVOR…GRACIAS

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